En una tarde oscura en la
esquina de tu mirada
allí el tiempo perdió sus minutos
El tic tac se ahogaba por dentro
Dos lunas y un silencio libre
Un alma que descansa, una guerra que no termina
allí el tiempo perdió sus minutos
El tic tac se ahogaba por dentro
Dos lunas y un silencio libre
Un alma que descansa, una guerra que no termina
La luz
melancólica de aquel sol en la tarde
de invierno
volaba sobre la neblina salada
¡Y
suspiró!,
La tierra seca del desierto inundó
su
memoria con paraísos intermitentes de
sueños
que colgaban en los árboles
Bailó
entre los senderos que vacíos de palabras
llenaban su
tierra azul de excitantes músicas y
la
angustia vestida de sed buscaba un oasis
donde los
párpados agobiados descansaran
los
sueños robados en el ocaso de los abismos.
Mientras
tanto, el tiempo era recordado
Aquellos
sentimientos que sin ser obligados
eran el
abrazo perdido en los zapatos blancos
del
caminante silencioso.
Inestable
como la vida, ella se sentaba en la
orilla del
puerto para contemplar las aves que
sin
garganta alguna sus gritos eran ecos
potentes
en el atardecer otoñal.
Ella
creía en la esperanza de un amor
y una orquesta de pasiones
sonaba en
la voz de sus lágrimas.
Le
preguntó a la vida y la vida silente solo
la abrazó
El tiempo
se hizo oro y en su luz desconocida
ella sintió
el amor.