domingo, 26 de junio de 2016

Rosa Negra



Una rosa secreta emerge del viento
Y en su rostro lleva su alma
Su alma se despoja y abraza a la vida
Y la vida se transforma en poesía 
Su poesía es una canción
Una rosa nace 
y en silencio susurra mi nombre...

Angustias y Soles II



Angustias y Soles II

Mañana fría y placentera
Que canta al son de los latidos
En ella existe un mar y este 
toca hasta mi puerta
Me lleva de la mano a lo profundo
de sus misterios
Yo me sumerjo en él y tomo de sus aguas
Mis párpados profundos miran
el mundo entero
Un mundo único para mí
Despierto y el cielo no tiene color,
Es un cielo pasivo, tan intenso que
sin moverse su fuerza me atrapa
Contemplo las horas y estas son monótonas
Tan lentas como el caminar de un anciano
Yo tomo su bastón y bailo con él
Me hago al tiempo y el tiempo se hace mío
Lo amo tan profundamente que quedo
atrapada en las agujas del reloj
Vienen los días y el horizonte se
para frente a mí
Allí todo es invisible
-El negro sobre un lienzo
-Una luz irradiando mi oscuridad.
-Un mar con corazón nostálgico
Acaricio uno pies y ellos corren
en la arena que toca la vida
Toco unas manos y ellas juegan
con mi mundo
Entrelazan sus dedos y pintar los paraísos
Cierro mis ojos y suelto todo
No hay aire que me contenga
Hago una pausa y escucho vigorosa
la fuerza  de los suspiros
Sin contemplar beso sus latidos
Huelo sus labios
Navego en sus silencios
Abro mis ojos, me sumerjo en mi mundo y
vuelvo a soñar
Trasnochada quedo al borde de la magia
y siento una esperanza en la dulce quietud
donde esta abraza mi alma inquieta


Amantes del árbol cósmico


Me he tendido a la vida
y esta me toca con su abismo
lleno de estrellas
Ella es un lucero que se acerca
y alumbra las inquietas historias
de aquellos que deambulan
buscando aventuras
Hay leyendas y en cada una
de ellas la sonrisas de los viajantes
Todo cambia y gira,
se mueve y cae
y un palpitar se sienta a mi lado
Entre sombras y silencios escucho sus latidos
Son como un espejo rodeado de espinas q
ue brillan mutables en la noche escondida
A lo lejos nace un árbol
y ¡Ese árbol soy yo!
Yo seré la sombra de los que gustan
hacer el amor debajo de mis ramas
Donde mi pluma guardará sus romances
Y el fuego de sus pasiones serán mis reservas
De mí se desprenden copos de nieve
y estos caen a sus pies
y se derriten en la mirada oculta de sus nombres
Mi alma, como aquel ser invisible se posa
sin rodeos ante los amantes que cubren
sus vestidos e inocentes y sonrojados
ante mis manos ellas tallan sus figuras
Con ellos escribiré un libro
y mis libros serán la redención de sus senderos
Seré inmortal y beberé de la vida que
sin recelos aguarda con ilusión el amor