sábado, 20 de agosto de 2016

Dos lunas y un silencio

En una tarde oscura en la esquina de tu mirada
allí el tiempo perdió sus minutos
El tic tac se ahogaba por dentro
Dos lunas y un silencio libre
Un alma que descansa, una guerra que no termina
La luz melancólica de aquel sol en la tarde
de invierno volaba sobre la neblina salada
¡Y suspiró!, 
La tierra seca del desierto inundó
su memoria con paraísos intermitentes de
sueños que colgaban en los árboles
Bailó entre los senderos que vacíos de palabras
llenaban su tierra azul de excitantes músicas y
la angustia vestida de sed buscaba un oasis 
donde los párpados agobiados descansaran
los sueños robados en el ocaso de los abismos.
Mientras tanto, el tiempo era recordado
Aquellos sentimientos que sin ser obligados
eran el abrazo perdido en los zapatos blancos
del caminante silencioso.
Inestable como la vida, ella se sentaba en la
orilla del puerto para contemplar las aves que
sin garganta alguna sus gritos eran ecos
potentes en el atardecer otoñal.
Ella creía en la esperanza de un amor
y una orquesta de pasiones
sonaba en la voz de sus lágrimas.
Le preguntó a la vida y la vida silente solo
la abrazó
El tiempo se hizo oro y en su luz desconocida
ella sintió el amor.