miércoles, 21 de enero de 2015

Teología sin peine



Teología sin peine


¿Peinarse o no peinarse?


Dicen que es mejor intentarlo aunque nos equivoquemos  en no hacerlo y vivir pensando, ¿Qué habría pasado si lo hubiera intentado?


Lo peor sería, que nos guste tanto que no podamos alejarnos de vivir la vida con los colochos despeinados, y que aquellas cosas que son verdaderamente apasionantes, sean la llama que nos impulse cada día para desear sacar los pies de la cama y atrevernos a ponerlos en el frío piso, para iniciar a dar pasos sin saber cuál serán sus destinos, que no nos importe el decir, el hacer, el sentir o el creer.


El hacer lo que considere verdaderamente importante para mí, sin pensar en qué tan despeinada me vean los demás, es parte de honrar mi esencia


Nadie puede recorrer la vida con mis pies o verla con mis ojos, nadie ha estado donde yo decida estar, ni ha experimentado lo que yo he sentido, no hay dos personas con las mismas perspectivas, ni con las mismas ideas, eso hace de cada experiencia única y enriquecedora con mi yo y con el otro.


Todos en algún momento hemos dejado el peine a un lado, pero de pronto nos miramos al espejo y pensamos: ocupo peinarme!.


Pero, ¿Para quién ocupamos peinarnos? La vida es un suspiro. ¿Vale la pena vivirla atenazada por el miedo?


Todos tenemos esa chispa de la conciencia infinita y buscamos caminamos para llegar, hablamos para escucharnos y miramos nuestro interior para poder ver nuestra individualidad conectada con el mundo, con el otro, con mis pares. Lograr no temer a las reservas, a los tapujos, a los prejuicios que nos rodean y hacer de lo prohibido esas lecciones de vida que sacan nuestro fuego y lo mejor de nosotros, aquellas fuerzas, la magia escondida que hacen que las brasas gocen, festejen, curen, inventen, refunfuñen y en medio de toda esa fiesta libre al viento,  poder descubrir sin miedo las tormentas, los misterios, las armonías, los placeres y los deleites que solo el movimiento de mi ser con el del viento, hará de mis colochos la expresión perfecta vivida.


Si vamos a emprender el viaje de andar despeinados, olvidemos los bolsos llenos de objetos para arreglarnos, despojémonos de todo, sin guiones ni recetas. El camino a veces será largo, habrá penas y momentos de tristeza, pero también habrá momentos de dicha y felicidad. No es fácil, no será sencillo,  no serán placeres de a ratos, mucho menos a medias, más no debemos temer a vivir sin caos, porque el caos puede ser la escalera que nos empuje a las subidas que no nos atrevemos a transitar,  la vida nos irá pasando y nos daremos cuenta muy tarde que no había que mirarse al espejo, que era mejor salir sin detenernos un segundo a mirar cómo nos veíamos, y aventurarnos a salir con la primera mirada después del baño.




viernes, 16 de enero de 2015

Recuérdame...



Recuérdame…

Un día no estaré más, me iré sin decir nada,
No habrá una carta, ni letras, ni mensajes, no habrán abrazos, ni besos,
El vidrio no recordará el vaho que un día existió.
No habrá retornos, ni giros para dejar un recuerdo.
Tomaré lo poco de mí, mi esencia y la llevaré conmigo,
Lo poco que se me conocía será la lucidez de lo que fue mi nombre,
Pondré en una caja la música que escuchaba, los cuadros que pintaba, 
los libros que leía, las hojas que escribía.
Si… aquellas letras que nadie había leído y que no significaban nada.
No habrán dedicatorias, ni poemas, solo la luna será la que pronuncie mis sueños.
Las estrellas serán los pequeños rayos que iluminarán lo que un día fui y luego se irán.
Recordarás que antes de irme aprendí a mirar, a escuchar, a amar, a hablar y a llorar.
Sabrás que dejé la envidia y escuché con mis oídos atentos,
 que mi boca inamovible no tuvo pronunciaciones, que las palabras se hicieron gestos y los gestos fueron la expresión de un sentimiento.
Sabrás que cometí errores, que aprendí en el dolor de las palabras,
que algunos sueños se realizaron porque me permití soñar, soñar en el aire, soñar la vida, soñar el amor, también aprendí que otros sueños murieron porque no sabían que eran sueños,  que se hicieron silencios, pero que luego esos silencios tuvieron formas, movimientos, imposibles, y la inmensidad de toda la profundidad.
Recordarás que pude cambiar mis palabras por el sentir, por los secretos más raros, por el toque, por el calor, por el frío, por dibujos abstractos, por curvas, por rectas, por sabores exóticos de las pequeñas manifestaciones de la vida.
Sabrás que pude ver con el lente interno la imagen que entra por los ojos del alma, que esas miradas me llevaron a perderme en miles de caminos, pero que aún así, luego encontraba mis destinos con dignidad.
Recordarás que no le tenía miedo a mis propios miedos, y, cuando estos eran más grandes que yo, las lágrimas inútiles fueron la fuerza de las esperanzas y que supe darme cuenta de cuan pequeñas son mis grandezas y cuan valiosa es mi pequeñez.
No olvidarás, que supe encontrar maestros en esta vida, que me enseñaron  a comprender la alegría sin ellos saber que la tenían, pero que sus simples experiencias fueron la riqueza a mi espíritu, que aprendí de ellos a respetar lo incondicional del ser, el ser por sí solo, sin mucho que tener, solo su propia esencia, que en medio de mi desastre mental auxiliaron mi soledad y aceptaron mis defectos y virtudes.
Recordarás que aprendí a amar y a ser amada, y pude amar aún sin ser amada, a hacer gentilezas en medio de los cariños y hacer cariños aunque no recibiera gentilezas.
Recordarás que nunca estuve sola, aunque yo quisiera estar sola.
Así que si hoy quieres, recuerda lo que puedas de mí, lo que quieras y lo que deseas.
Mañana, es posible…
Que ya no esté!!!



martes, 6 de enero de 2015

Elevación

Porque yo iría hasta el infinito contigo,
porque solo algo llamado amistad es lo que nos enriquece.
Iría danzando sobre las mareas nocturnas,
como una llama, como una ráfaga hasta el amanecer.

Porque tu indeclinable propensión me invita a bucear en las
aguas profundas de la vida.

Porque solo tú haces que pueda andar liviano de equipaje.

Haces de las experiencias, vivencias nutridas de aprendizajes y
tienes la gracia para invitarme a celebrar lo que tenemos de humanos.

Tu belleza ilumina la sordidez en las que uno termina empantanado.
Nos queríamos a morir y desfallecer en lo eterno.

Eres el arte y el placer, eres el verso y el cuento,
eres el fantasma de mis historias.

Eres la línea trazada en mi camino
Eres la luz en rojo
Eres mi domingo lleno de otoños

Eres el silencio que me ofrece la posibilidad de observarnos.

Te sigo celebrando desde mis cumbres...
Mi abrazo para ti, que no cesa.