domingo, 30 de agosto de 2015

Camina lento

Camina lento,
En su andar triste se fue alejando
sin saber si volvería,
quizás solo era una infancia inconclusa
llena de caprichos que no podía controlar
La acera asfaltada apenas veía su mirada
y el sol se ocultaba poco a poco para no abandonar
su cuerpo que bailaba desaforadamente en la
explosión de su alma joven.

Una música que anda y abraza
Un recuerdo que queda en el vacío
Una parte de su alma que lo entrega todo
Y el tiempo que desea las sábanas
llenas de lágrimas.
Una ciudad que acoge las calles
Un ruido en su mirada que habla a
los vidrios abiertos en la media noche.
Y camina lento
Se fue,  pero la noche escucha su historia
y ama la luz que sale de sus manos.

Una lluvia insolente en la oscuridad roja
que moja las almas fusionadas en el arte
del lienzo
Ella corre a prisa, pero camina lento
Tanta vitalidad atormenta sus miedos
y tema ahuyentar la mirada deseada
que se empaña en el vaho del cristal
Besa las madrugadas y sus preguntas
descansan en el cansancio del café

Sus rizos tienen vida y
desconciertan a la muerte
Sostiene a la vida que no se va,
que se apega al amor 
soñando la aventura sincera del camino
sabio que la acompaña en silencio
y en su desesperación hay belleza
porque la belleza es el arte dibujado
en la explosión de los colores







jueves, 27 de agosto de 2015

Una lágrima entre mi cielo y mi pecho

Un ave vuela sin saber el tiempo
La fuerza  se posa en sus alas
las mece con ternura y firmeza
despertando en su aventura la sinceridad
de sus destinos y una lágrima vuela.

Una rosa nace en la primavera
cubierta de espinas que engañan sus pétalos
Ella finge sonreír y sincera de sus máscaras
mira seductora a la vida que la vio nacer
y una lágrima vive.

Una hoja cae del árbol y su libertad de volar
es el disimulo que cubre sus temores
Ella se oculta con el viento
y un suspiro de amargura es el momento
donde expresa con sus ojos cerrados la
incertidumbre oscura de sus senderos
y una lágrima cae.

Una gota en el mar baila en
la vastedad de las aguas
Su gloria se afana en el abrazo
 infinito de sus corrientes
Se levanta y moja la arena y
sana las heridas de los que se bañan
con sus amores
Vuelve sin orgullo a las aguas
y se hace enemiga de
su sed y una lágrima se seca.

Un corazón late teñido de sangre
Recompensa el cansancio de las venas
y arrulla al caminante que le posee
en su interior
El pecho se oprime con sus latidos
y se humedecen con el romance 
que besan sus pieles
y una lágrima palpita.

Una noche se ilumina en los ojos
Ignora las lápidas de los que ya 
no la contemplan
Y seduce la vanidad de los 
que apasionadamente
se llenan de amores 
y una lágrima arde.

Un alma posee un cuerpo
y la noche se hace eterna
odian el suntuoso orgullo que
no les permite pronunciarse
y en la verdad de sus glorias
un monumento se levanta
y una lágrima se asfixia  
entre mi cielo y mi pecho.





miércoles, 26 de agosto de 2015

Un viaje frente al cristal

Ese día el reloj se había detenido y se atrasó para ir a tomar el último autobús que la llevaría a su casa, tuvo que correr de nuevo, fue la última pasajera, al subir solo estaba el chofer y ella, el silencio de aquel momento era aterrador, los asientos fríos y los vidrios llenos de humedad hacían un eco donde el latido acelerado del corazón era como el estruendo que se escuchaba a miles de kilómetros.

El chofer le sonrió y amablemente puso la radio para hacer más ameno el viaje, ella se sentó en  medio del autobús, con su respiración asustada, no tenía otra salida más que viajar sola. Trató de relajarse y se dejó llevar por la música que sonaba.  La canción fue muy agradable, aunque era en otro idioma y la entendía poco,  se dejó abrazar por las melodías melancólicas que salían de los parlantes.

Se había pasado la vida corriendo, buscando, tratando de encontrar lo que de niña había perdido, recordaba como le gustaba mirar las hormigas en línea luchando contra el viento para que no se les llevara las hojas que llevaban sobre sus diminutos cuerpos,  ese momento era tan emocionante que se sentaba en la vereda a observarlas por horas y allí sentada , con sus pantalocitos cortos y sus medias de lana, jugaba con la tierra ensuciando sus manitas y haciendo figuras que eran obras de arte para ella.

Levantó su rostro y en su viaje miraba por el vidrio empañado las calles que no conocía, callejones pintados de sombras rojas que parecían tener movimientos, de pronto se sentía feliz, veía con sus ojos como las calles bailaban solas y como los árboles movidos por el viento cantaban como voces silentes.

¿Qué voz produce el sonido de las hojas?
¿Qué voz produce el asfalto tocado por los carros?
¿Qué voz produce las lámparas que alumbran los callejones?
¿Qué voz produce el vidrio que me deja mirar hacia el otro lado?


Si tan solo pudiera callar sus latidos y escuchar las voces que hablan, pensaba ella en su viaje, si tan solo pusiera atención a lo que oímos sin estar conscientes que le oímos. Tal vez allí, si dejara que el silencio fuera el protagonista, podría haber escuchado las voces de las hormigas, o las voces de la arena en sus manos y lo que con su cuerpo de mujer buscaba lo habría encontrado hace mucho tiempo.


Pero ella con su alma ilusa se perdía en el silencio que arrullaba sus esperanzas y en paraísos desiertos encontraba su lugar donde esperando despertar, la voz de la vida callaba y el viaje solitario se hacía placentero por la música que sonaba en el viejo autobús.

#historias no menos que reales


martes, 25 de agosto de 2015

Probablemente hay un algo

Probablemente el dolor se disfraza en una canción, donde el deseo se transforma en una frase que se siente y los que la leen fingen sentirse bien porque lloraron su desconsuelo.

Probablemente una mirada vista por mis ojos sea la razón para que el corazón no deje de latir y se sienta bien en la ceguera escondida en cada palpitar.

Probablemente el poeta finge alegría porque en un verso la luna acarició al mar y el mar encontró el amparo que su sed añoraba donde sus recuerdos se ahogaban en la sal.

Probablemente hay una vida llena de terapias donde las soluciones están a la mano del que habla, pero el que habla no sabe nada y el que escucha calla porque lo vive todo.

Probablemente la hoja no puede vivir sin su tallo porque el silencio que les habita les une en una espina y sin esa espina la rosa no sería rosa.

Probablemente la vida pide ser diferente pero olvida que al nacer una vida entre gentes desconocidas es suficiente el ser diferente entre conocidos.

Probablemente ella busca un mejor final, o busca un mejor inicio, pero olvida que el final nunca llegará, pero la búsqueda nunca cesará y el inicio se quedó perdido en la nada del recuerdo.

Probablemente él en un gesto gritó y su voz diminuta se empotró en los oídos llenos de mensajes que aturden por no haber visto nunca las palabras pronunciadas.

Probablemente un libro sea la salvación de muchos y la esperanza invisible de otros, pero la caricia de sus letras arrullan las pieles humilladas ante el desconsuelo del viento.

Probablemente una plegaria perdone los pecados, pero el paisaje se olvida que con su belleza seduce para que le miren y en su profundidad las almas anhelan sus mañanas apasionantes.

Probablemente hay un sol, un lugar, un pecho sediento, una lágrima seca, unas manos temblorosas, una mirada con su profunda nostalgia, probablemente hay un melodrama entre la espera y la ausencia.

Probablemente la felicidad no está en lo que vemos, no está en la grandeza del infinito, no está en lo que buscamos, ni está en la monotonía segura de sus logros, probablemente la felicidad es la espina que punza y el deseo que produce.

Probablemente el placer de vivir está en ver lo repetido como si fuera la primera vez que lo veo y como si el sentir fuera la filosofía fusionada entre mis deseos y mis pasiones, entre mis angustias y silencios, entre lo vivido y lo incierto.

Probablemente la búsqueda electrizante está entre mi piel y mi alma y se dibuja en las letras rojas del ayer y las hojas en blanco del mañana.

Probablemente Tú y Yo
Acaso Ellos y ellas
Puede ser un Nosotros
Seguramente Ninguno
Tal vez  todos
Quizás solo Ella y su silencio.



domingo, 23 de agosto de 2015

Un libro, un lugar para soñar

Se encontraba en aquel salón, sus compañeros de clase charlaban mientras el profesor revisaba los trabajos asignados.

Ella trataba de ser parte del grupo pero en su mente solo estaba aquel libro que la había dejado perpleja, lentamente pronunciaba las imágenes de las sombras dibujadas en las letras de aquellas páginas llenas de historias que una a una se habían hecho presentes en su credo y que sin tener sonidos entonaban melodiosas sinfonías.

Cada una de las hojas la llevaban a los abismos más profundos de su alma y conforme avanzaba en la lectura la iban seduciendo hasta sondear lo que en su interior sostenía.

Por un momento el salón se hizo invisible para ella, nada había a su alrededor, los gritos y risas de sus compañeros eran mudos y ella con su corazón acelerado dejó libremente caer lágrimas que pronunciaban la esperanza vestida de quimeras y empezó a bailar.

De pronto estaba en ese lugar, había soñado en conocerlo, solo tenía fotos en su memoria, decían que ahí se encontraba la mejor cerveza del mundo, pero ella lo que amaba eran esos paisajes, los destellos de aquellas luces, los árboles de ese lugar, la luna reflejada en la sombra de las calles, los puentes difuminados en el paisaje que al asomarse veía su reflejo en las aguas que acariciaban su rostro y en ese rostro una mirada tierna.

Esa ciudad era la cima de sus sueños, sentía que allí el viento esfumaba las tormentas, que los inviernos eran acogedores y los otoños florecían en los delirios de sus fantasías donde podría hacer el amor y dejarse llevar con la música que pintaban sus manos.

El silencio en ese sitio era sabio y guardaba miles de emociones que cantaban en la brisa que tímidamente susurraba en las ilusiones del destino pronunciado en los pasos de la vida.

Ella era el tiempo marcado en su libro,  El era el peregrino silente que besaba los deseos nacidos de las sonrisas que sin razones salían de sus pensamientos, en ese lugar sentía que la vida era la aglomeración de momentos excitantes donde en su cajón guardaba lo vivido y lo soñado.

Sus ojos eran las huellas dilatadas donde las emociones nadaban en su alma, ese paisaje marcado en el tiempo eran montañas de ensueños que podrían poblar el cosmos almacenado en amores que tejen la magia de los sentimientos, de las memorias, de los recuerdos, de los sentires, de los deseos que crecían en el interior de los transeúntes  apasionados que respiran la existencia vigorosa que descansa en los semblantes inocentes.

Ese espacio en la nada la abrigó, sus manos frías comulgaban los conflictos que se amparaban en sus contrariedades y refugiaban cada palpitar de sus conquistas, ella, sin ser perfecta, era alquimista de sus imperfecciones y los espejos como escudos aliados volaban desplegando sus horizontes.

Ese instante, ese momento, ese lugar lleno de líneas pintadas cubierto de silencios en los cristales, de sueños utópicos, de brisas en el firmamento, de letras con alas, de espacios vacíos, de temores abrazados, de miedos excitantes, de deseos fugaces, de historias nombradas en el olvido donde revivían cada uno en los relojes que resuenan en el tiempo y hacen del tiempo un impostergable que besa la pasión de la esperanza.

¡Ese lugar!

Acercándose el profesor a ella, notó en su rostro una mirada distinta y le preguntó ¿Dónde estás?

Ella sonriendo lo miró y le dijo:
¡Siempre habrá un lugar deseado para mis sueños!

Tomó su libro y ese libro dejó de ser algo más que un objeto en un estante.







“El antiguo esplendor y la belleza de Praga, una ciudad incomparable, dejó una impresión imborrable en mi imaginación


Me di cuenta, con algo de alegría, que cada vez que me salía de los recorridos sugeridos por el mapa casi no encontraba turistas, te tenía para mí sola por un ratito, éramos solamente vos y yo”

#Historias no menos que reales
Y
Un libro protagonista de un sueño

viernes, 21 de agosto de 2015

El sonido del tiempo

Tiempo que robas mis sueños, que te fuiste con la infancia inocente. 
Te has hecho viejo y aún así sigues jugando en la plaza cubierta de arbustos y niños, donde sus risas son los cantos que florecen en las ramas.
Una niña
Una joven
Unos labios en el rostro de ella, y con ella una mirada de exilio donde se ofrenda como un lienzo en blanco para ser escrito por unas manos llenas de café y un aposento cubierto de humo con historias inconclusas.
Ella queda y con ella queda su alma, y el tiempo le debe tanto y ella lo hace suyo.
Transita una calle con casas antiguas y a lo lejos unas montañas, donde los ríos se escuchan entre formas luminosas y en el silencio los peces hacen el amor, todo fluye; lento, rápido y el tiempo sigue su marcha.
Las llanuras lloran y envidian a los peces, se cubren de matices que alimentan el fruto de los temores reflejados en los pasos de huellas invisibles. 
Hombres y mujeres, entre sueños y desvelos, entre agonías y placeres, entre el ayer de la vida y el mañana del mundo.
Las palabras bailan y derriten la nieve y la nieve cubre los espejos y los espejos se visten de sombras que renacen en las esquinas donde no hay letras, pero los libros hablan y sus páginas suplican poemas. 
El tiempo vuelve, fuerte, vigoroso, donde el odio es su abrazo y lo que le atemoriza tiene sabor a dulzura y lo que estaba muerto vive.
Ya no hay caras sin rostros, las voces tienen sonidos, las miradas tienen palabras y el tiempo lo sabe.
Pocos leen, aún así, los libros se pintan con leyendas urbanas, donde las memorias entre sueños vuelven a ser el tiempo en la amnesia del recuerdo. 
La niña juega entre las hojas que caen de los arbustos, se maquilla con la inocencia de la vida, detiene el tiempo y se abraza a ella misma y el tiempo no se detiene y adquiere otros matices donde el abrazo más cercano se posa en la tibieza de su alma. 




miércoles, 19 de agosto de 2015

Un poema de Fernando Pessoa

Cuando las palabras propias enmudecen y otros
las escribieron para que su eco no quedara en el
olvido



Horizonte

Fernando Pessoa


Mar de antes de nosotros, 
tus temores coral tenían, 
playas y arboledas.

Despejadas la noche y la neblina,
pasadas las tormentas y el misterio,
se abría lo Lejano en flor, 

y el Sur astral
sobre la naves de la 

iniciación resplandecía.

Línea severa de lejana costa:
cuando la nao se acerca se yergue la ladera
de árboles donde nada lo Lejano tenía;
más cerca, se abre en sones y colores la tierra
y hay, en el desembarco, aves y flores
donde había, de lejos, 

sólo una línea abstracta.

Soñar es ver las formas invisibles
a distancia imprecisa, y, con sensibles
impulsos de esperanza y voluntad
buscar allá en la fría línea del horizonte
árboles, playas, flores, aves, fuentes:
besos que nos debía la Verdad.



lunes, 17 de agosto de 2015

La noche es Ella

La noche es una mujer
Donde se pierde la cordura
Donde a ciegas se desafía a la luna
Y en la belleza de ambas se zarpa a
lugares desconocidos donde
los hábitos seden a la fascinación
de sus sombras

La noche es una mujer inocente
con sus vestidos de puntos  y
lienzos vulnerables
donde sus ojos descansan en los
regazos de los recuerdos

La noche es ella
La que oscurece en la niebla
Con su aroma a niña juega a
perderse y encontrarse en otra noche
Nunca termina de eclipsarse porque el
alba se hace visible en el humo de sus manos
y en la brisa nocturna se adentra en
los pensamientos del silencio.

La noche es ella
Tan palpable  que no se olvida
Los astros la admiran
La tocan
La piensan
Su alma imborrable e indestructible
Irradia nostalgias cubiertas de pasión.

La noche es ella y
la vida en ella se hace placentera
Una mirada
Un poema
Una pintura
Y su presencia es la
fuerza que emana la vida.

¡La noche es ella,
Y ella devora la noche!





viernes, 14 de agosto de 2015

Abrazando las angustias

Sentada en aquel lugar, frente a un paisaje de cristales limpios donde las gentes desfilaban apresuradas una tras otra sin notar que el cielo se había vestido de arcoris grises para ser admirado por un segundo, allí, nadie se detenía.

Nadie se detenía, una anciana cruzaba la vereda y con su vista nublada temía ser arrollada por algún conductor que en su rapidez no notara sus pasos lentos que eran marcados por los años.

Nadie se detenía,  una joven discutía con su pareja por detalles que sacaban lágrimas de sus ojos.

Nadie se detenía, los trabajadores no descasaban sus máquinas ruidosas, tal vez pensaban que el ruido de la vida era peor y sus máquinas se transformaban en la música que las gentes preferían escuchar.

¡Ella se detuvo!

El cielo le cantó y no pudo negarse a contemplar la transición donde las nubes poco a poco escondían al sol para empezar a mojar la tierra con sus lluvias.
A ella no le importó no andar paraguas, sabía que esa lluvia refrescaría sus dolencias.
Allí sentada, podía separar cada sentimiento, sabía que hay dolencias más fuertes que otras, que hay dolores que no duelen, pero hay otros dolores que ni el alma puede contenerlos.

¿Cuándo empezaría a llover?

Pensaba mientras las angustias eran abrazadas una por una.
Tenía angustias reales, otras soñadas y otras imaginadas.
Su mirada era triste, pero la tristeza tenía olor a esperanza.
Sus ojos color miel se dilataban frente al verde fogoso del paisaje y las gaviotas la acompañaban con cantos melodiosos esperando que la vida les arropara con sus aguas.
Su mente era un mar infinito de preguntas, pero las respuestas sin existir,  existían,  pero no eran respuestas para ella, seguramente llegaría a anciana y muchas respuestas habían quedado demoradas en el reloj de la vida y sin saber  lo que no fue, vivía intensamente lo que pudo ser.

¿Será este el último segundo donde pueda contemplar el cielo?

Pensaba ella mientras alzaba su mirada saludando sin despedirse del horizonte.
En ese momento no tenía con quien hablar, más su voz firme se quebraba en la prosa de sus pensamientos como si estos fueran una poesía leída.
Su corazón sugería en cada palpitar las melodías que no están en la música, pero la música era ella misma.
Acoger la felicidad, pensaba ella, no hay felicidad falsa, porque cuando se presenta es tan real como la misma angustia que se pierde en la neblina.

¿Qué importa ser feliz de esta manera, si lo que se exalta puede ser duradero y real?

En ese instante, como una pequeña y diminuta flor, revoloteaba con las gotas que empezaron a acariciar su cuerpo, sus pies se elevaron y extasiada tocaba el cielo solitario de su alma y el de su paisaje pintado de cristales limpios.

!Paisaje que no podría olvidar!


#historias no menos que reales




martes, 11 de agosto de 2015

Lo efímero, ironías de la vida


"Nada te turbe, 

nada te espante, 

todo se pasa..."


Santa Teresa de Ávila





La vida… ¡Un segundo de nada o un momento de todo!

¡La vida es tan efímera!, pensaba la mujer sentada en su mecedora, con su libro en las manos, descansando a la intemperie de la tarde, con sus colochos sueltos y el viento acariciando su rostro.

Ya lo dijo el profeta: "Todo tiene su tiempo"

¿Pero cómo saber cuándo y dónde es el instante indicado para sentir que ese es el tiempo y no otro momento de la vida para cumplir los deseos del corazón? 

Es como ese instante en donde nuestros ojos se cierran y se abren sin darnos cuenta,  excepto, que nos ubiquemos frente a un espejo y nos propongamos a contemplar las veces que podemos parpadear en un segundo, de lo contrario, aquel parpadeo termina siendo tan natural como el respirar sin estar pendientes que nuestros pulmones tienen la función principal de llevar aire a nuestro cuerpo.

Esto me lleva a pensar en el chico que por timidez dejó pasar la oportunidad de dar su primer beso a esa joven que miraba todos los días sentado en aquella banca esperando ansioso el que ella desfilara frente a sus ojos con esa silueta perfecta de adolescente y rozar suavemente sus labios.

Podría ser también, aquella mujer que dijo:  “No”, al trabajo que tanto deseaba por arraigarse en casa reflexionando que ese era su lugar y que si dejaba a sus hijos al cuido de una niñera sería una madre apática por no haberlos acompañado en los momentos más significativos de sus vidas. Por ejemplo: Perderse en la culpa de no estar en ese segundo cuando el niño dice por primera vez “mamá”.

O,  ingenuamente, la historia de tantas gentes que en su diario vivir dejamos de hacer, por pensar en ¿Qué dirán los demás?, y es donde los miedos se exhiben uno tras otro y el pánico a las críticas, al rechazo, al ridículo, al sentir, al desear, al salir de la monotonía, se hacen parte de la cotidianidad y el ocaso absorbe las horas y la noche se sentó esperando que el alba la consumiera con la esperanza de que una estrella nueva pintara su otro día.

Pero me vibra fuerte la historia de esa persona que le diagnostican una enfermedad terminal.

¿Se han puesto a pensar que discurre por la mente de alguien que de pronto tenía el mundo en sus manos y ahora el mundo la tiene a ella o a él y juega con el tic tac del reloj achicando cada vez más las palpitaciones de su corazón?

Debe ser muy complejo seguir viviendo con el mismo entusiasmo cargando la muerte sobre sus hombros.

Aún así, esa persona tiene solo dos opciones:

Una, acelera el proceso de su muerte, se encierra en su mundo incomprensible para los demás y saca a todos de la poca vida que le queda, solo esperando que llegue el día en donde vea “la luz blanca del túnel".

Otra, detiene el proceso de su muerte y vive apasionadamente cada segundo ya que no puede desperdiciar el tiempo que le queda de vida. Abraza la aventura, ama desaforadamente, ríe, llora, grita y guarda silencio, porque sabe que debe saborear cada instante llenos de insignificancias.

Por un segundo cierro mis ojos y me pongo en ese sitio, ¿Qué haría yo?

¡No lo sé!, respondió aquel joven que no besó a la chica/ ¡No lo sé!, respondió aquella mujer que dejó pasar el trabajo que soñaba/ ¡No lo sé!, respondió el que sigue respirando cada día pero se siente muerto internamente y no encuentra el valor de hacer algo peculiar/ ¡No lo sé! respondió el que tiene el tiempo en su contra y de pronto ya no habrá un mañana.

¿Cuántas veces parpadean nuestros ojos en un segundo, en un minuto, en una hora o en un día?

Depende del organismo de la persona, contestaría subjetivamente el especialista, pero en promedio, la velocidad media de un parpadeo es de 300 a 400 milisegundos y si habláramos de la función tan importante que ejerce ese parpadeo sobre nuestros ojos, pues tal vez nos detendríamos cada cierto tiempo a valorar ese abrir y cerrar y lo disfrutaríamos como nos deleitamos con una taza de café en un día lluvioso y un libro excitante.

Los segundos pasan tan rápido, el tiempo nos gana y parece que nos empuja a vacíos existenciales en donde muchas veces no podemos salir de ellos y nos miramos frente al espejo y nuevas arrugas nos saludan cada día.

¡Cuánto sabor de vida y aventura nos falta en estas sendas que transitamos!

De nuevo cala fuerte lo efímero de la vida:  Lo importante no es cuantos años vivamos, lo importante es lo que hacemos y sentimos con los años que vivimos.

¿Será un abrazo, un beso, un viaje, un libro, una sonrisa, una aventura extrema, una mirada, o un cambio de ruta la que pide auxilio en nuestra alma para sentirse vital?

Ella lo dijo:

“Una luz, una lámpara,
la lejanía de la noche.
La lejanía de la lejanía
nace de mí, nace con música.
Vivir libre.
Libertad de ser sólo ceniza.

(Alejandra Pizarnik)

 Él lo escribió:

“... Pero no es el desánimo: saben que el amor existe. Por eso sufro el exilio con los ojos secos. Todavía espero. Un día viene, al fin…”


(Albert Camus)




¿Saltar al vacío? (no importa el nombre que este lleve), solos o acompañados, el emerger de la rutina y el aburrimiento del día a día siempre será  una magnífica opción y la memoria de la vida con todas sus ironías llena de nostalgias y alegrías, aplaudirá esos momentos de locura que transformaron de los instantes rutinarios en placeres excitantes e inolvidables.

...¡Bienvenidos a vivir!

Cielos vestidos de gris

Ese día miré al cielo
tan lleno de matices
que no mostraba sus pigmentos
Era como un sinfín de músicas brotando
en cada gota que desembocaba en sus
plenitudes imponentes en la nada

Sus brisas enmudecidas por el aleteo
de las aves, hacían otros silencios
sobre silencios suspendidos en
pequeñas esperanzas dibujadas con el viento

Las potentes mentiras contenidas
en la respiración,
gritaban desesperadas
por unos ecos de angustias.
Vestidos de nombres
Vestidos de miradas
Vestidos de labios que no se
quiebran en los tiempos.

¡Un segundo de paz!

El cielo con toda su fuerza aclama los sollozos
y enamorado del llanto de las almas
se pinta de gris y libera sus músicas.

Se pronuncia la afonía
La noche que ilumina
Los cometas beben
Las estrellas duermen
La luna baila
Los astros cantan
Y el tic tac del reloj se viste
de pasiones en las horas muertas
de la lluvia que se duele.