viernes, 7 de agosto de 2015

Un día donde vuelan las hojas

Ese día las hojas volaban sin rumbos, 
el viento era tan fuerte que, ellas, sin oponerse 
se dejaban acariciar por las 
brisas que acariciaban sus pieles.
Una hoja tocó sus manos, 
ella la tomó y recordó aquella tarde de verano.
Ese día había llovido, 
en su tierra un verano era hermoso, 
el horizonte se pintaba de matices 
deslumbrantes abrazando el ocaso
 tímido que esperaba la anhelada 
noche y la lluvia suave y delicada 
mojaba sus cabellos.
Sentada en una grada con la hoja 
en sus manos y con el paisaje 
deslumbrante frente a sus ojos, 
su corazón palpitaba de ilusiones, 
era joven y su cabello estaba lleno de canas, 
sus ojos eran fuertes y su piel delicada 
como plumas de águilas, sus pies 
cansados seguían corriendo 
y sus manos con quemaduras 
pintaban recuerdos.
Miró a la hoja, sus pigmentos 
entre verdes y amarillos gritaban no morir, 
ella le dió otra vida, la llenó de otros colores, 
y la hoja agradecida la acompañó 
en su camino lleno de historias.
Allí se encontraron y la vida siendo 
un segundo de nada, 
hizo de una compañía
una eternidad abrazada 
de esperanzas y sueños.

#historias no menos que reales.


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