Ese día las hojas volaban sin
rumbos,
el viento
era tan fuerte que, ellas, sin oponerse
se dejaban acariciar por
las
brisas que acariciaban sus
pieles.
Una hoja tocó sus manos,
ella la tomó y recordó aquella
tarde de verano.
Ese día había llovido,
en su tierra un verano era
hermoso,
el horizonte se pintaba de
matices
deslumbrantes abrazando el
ocaso
tímido que esperaba la
anhelada
noche y la lluvia suave y
delicada
mojaba sus cabellos.
Sentada en una grada con la hoja
en sus manos y con el paisaje
deslumbrante frente a sus
ojos,
su corazón palpitaba de
ilusiones,
era joven y su cabello estaba
lleno de canas,
sus ojos eran fuertes y su piel
delicada
como plumas de águilas, sus
pies
cansados seguían
corriendo
y sus manos con
quemaduras
pintaban recuerdos.
Miró a la hoja, sus pigmentos
entre verdes y amarillos
gritaban no morir,
ella le dió otra vida, la llenó
de otros colores,
y la hoja agradecida la
acompañó
en su camino lleno de historias.
Allí se encontraron y la vida siendo
un segundo de nada,
hizo de una compañía
una eternidad abrazada
de
esperanzas y sueños.
#historias no
menos que reales.
Una hoja tocó sus manos,
Ese día había llovido,
Sentada en una grada con la hoja
Miró a la hoja, sus pigmentos
Allí se encontraron y la vida siendo
#historias no menos que reales.
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