Hay
una vida llena de sonrisas
que
se pierden en tu mirada
Mis
pétalos marchitos,
ingenuos
de amor,
besan
tu alma.
Y
coexisto en pasos rasgados y lentos
donde
el devenir se hace hogar
y
el hogar huele a ternura,
a
arropo,
a
esperanza.
No
me voy,
porque
la vida vivida
resumida en un segundo,
hace
de las memorias
una
felicidad y me aferro a ellas
y a lo nuevo que palpita.
Hay
una hora cero
Y
en ella vuelvo a nacer
Tengo
un nuevo aroma
Y
placenteros matices que
Lloran
Gritan
Se
estremecen
Y
en medio de voces ausentes
una
nueva vida empieza
abrazada
de fantasmas que tocan
a
las puertas del alma
y
paciente respiro
como
la dama de negro y blanco
donde
mis labios rojos
como
suaves plumas
borran
las espinas de los recuerdos
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