Ese día miré al cielo
tan lleno de matices
que no mostraba sus
pigmentos
Era como un sinfín de
músicas brotando
en cada gota que desembocaba
en sus
plenitudes imponentes en
la nada
Sus brisas enmudecidas por
el aleteo
de las aves, hacían otros
silencios
sobre silencios
suspendidos en
pequeñas esperanzas
dibujadas con el viento
Las potentes mentiras contenidas
en la respiración,
gritaban desesperadas
por unos ecos de angustias.
Vestidos de nombres
Vestidos de miradas
Vestidos de labios que no
se
quiebran en los tiempos.
¡Un segundo de paz!
El cielo con toda su
fuerza aclama los sollozos
y enamorado del llanto de
las almas
se pinta de gris y libera
sus músicas.
Se pronuncia
la afonía
La noche que ilumina
Los cometas
beben
Las estrellas
duermen
La luna baila
Los astros
cantan
Y el tic tac
del reloj se viste
de pasiones en
las horas muertas
de la lluvia
que se duele.
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