Un segundo, agobio de nada,
Manos ásperas que abrazan pétalos,
Era polvo, era nada.
Era ese instaste, pedacito de cielo caído
Era el suspiro, ahogado por las palabras,
esa nada, absorta con un todo,
ese sol, mitigado por las estrellas,
tan pequeñas a la distancia,
tan imponentes a la cercanía
Su presencia se sentía,
tan desvanecida por el viento,
estaba, pero su ausencia humedecía los suspiros.
Un soplido, derribado por las piedras
pedestales postrados,
orgullos por encima,
verdades inexistentes
Una quimera, una convulsión,
un orgasmo, un grito,
un silencio, un misterio,
Un gemido y se acabó!
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