domingo, 16 de noviembre de 2014

Con pasión Eva



Los senderos están oscuros, el ingenio de la luna derrama gotas de sosiego, poder y zozobra. Se esparce un  ambiente virgen y moral. Se dice que no podemos, que todo es prohibido, que seremos dioses al sentir lo que no debemos, se dice que en la inocencia está la redención, pero en el sentir está el placer. Somos dos almas que caminan sobre calles de fuego, vivimos un cielo, pero el infierno nos quema, nuestros cuerpos demandan algo prohibido.

Soy una mujer oscura, pero en tu cuerpo encuentro una religiosidad profunda, te encuentro desnudo y tan concreto y secreto, tienes un silencio en la mirada que me es un misterio. Vivimos una simetría estática de ideologías abstractas que nos llevan a vivir una situación de represión, de argumentos, que caen con solo sentir tu respirar en mi oído.

No sé ni quién soy, haces que me pierda en la naturaleza, Sí!, soy la luna, soy el suelo, soy el cielo, soy linda, soy mucho y a veces poco, soy la nada, soy ella que te enamora. Sí! No sé quién soy, pero sé, que un libro me dio vida, que un cuerpo inerte y desnudo puso en mí un corazón apasionado, que a través de tus ojos, de tu piel y de tu sexo, llenas mi alma de senxualidad pura y erotismo sincero.

El calor de lo prohibido nos acompaña esta noche, y se hace insoportable, quiero ir a un riachuelo y darme un baño frío y que nuestras almas evaporicen la noche, quiero quitarme las hojas que cubren mis pechos y desvestirme lentamente y que el agua fluya sobre mi cara, baje por mi cuello, toque mis senos y roce mis caderas

Tú, sigues en mí, y yo, sigo dentro de ti,  sé que te da miedo, pero lo que era, ya no es, hoy somos igual a los dioses, podemos crear vida como ellos, podemos hacer en 7 días miles de universos y que estos exploten al excitarnos, podemos sentir el placer de lo bueno y lo malo y disfrutar el pecado de amarnos. 

Hoy estás frente a mí, y te dejas ir por la palpitaciones aceleradas, me desarmas con tus sonrisas y es tan delicioso tenerte aquí conmigo, sigo cautivada de ti… cuando te acercas a mi cuello y me besas suave y despacio haces que sienta que me necesitas, que quieres que te guíe en este camino, que no puedas vivir sin mí. 

 Este baño es nuestro santuario, disfrutamos este momento y solo nos dejamos llevar, mis manos recorren tus caderas, tus manos hacen lo mismo con mis senos mientras tu boca busca la mía, no ocupamos palabras, el silencio es exquisito.

Me volteas a ti, estamos frente a frente, nuestras miradas se funden, eres tan tierno y quieres librarme de ser la seductora que te llevó a pecar, pero solo esta Luna es testigo, con su esplendor y la pasión con la que nos ilumina, esa que se enciende entre tú y yo y no me importa que digan que fui la culpable, todo gira a nuestro alrededor, los rayos tímidos que se reflejan en el agua, los pájaros escondidos en las ramas, las hojas que levanta el viento, todo hace que nos estrechemos y nuestros cuerpos se hagan uno, hacen que salga energía y experimentemos el calor, la alegría, la tristeza y el temor.

Este misterio desconocido en medio del azul de mi cielo y el rojo de mi infierno me regalan un infinito de pliegues eróticos que se graban en la oscuridad de la historia y en medio de montañas nos llevan hasta el monte mas profundo, y se hace en un santuario de placer y pecado, nos hacer seguir en la conquista del mundo desconocido.

Eres mío hasta el fin,  y nuestros nombres quedaran grabados en los árboles y este amor apasionado será el recuerdo en nuestras mentes.

2 comentarios:

  1. En "Alias Grace," Margaret Atwood plantea una perspectiva de la redención similar a la que elaboras en esta entrada. Grace es un personaje construido a partir de una persona que existió en realidad, Grace Marks, que fue condenada a cadena perpetua por su participación en el asesinato de sus patrones en una granja al norte de Toronto en 1850. Ella sólo tenía 15 años cuando fue condenada y 30 años más tarde se le concedió una amnistía luego de que grupos de presión insistieran en que su caso fuera revisado. Al final de la novela, Grace escribe dos cartas largas a un médico que la estuvo tratando en la que ofrece las reflexiones de cierre de toda una vida en prisión. En ese contexto trae a mente el mito del Edén. Luego de afirmar su convicción de que las puertas del paraíso y las del infierno están una al lado de la otra, Grace teje una colcha en la que inserta lo que ella siempre creyó que hubo en el Edén: un solo árbol. El del conocimiento y el de la vida eran uno solo, y a menos que se prueba la fruta que le abre la puerta a la muerte no se puede disfrutar la vida, dice Grace en su carta, mientras cuenta que al tejer su árbol incrustó en sus hojas tres retazos: uno, el de su uniforme de prisionera; dos, el del vestido que ella llevaba puesto el día del juicio 30 años atrás, que en realidad pertenecía a Nancy Montgomery, una de las víctimas del crimen; tres, el de un chal que había pertenecido a su madre. La redención es, pues, como intuyes en tu escrito: una colcha de retazos donde se dan cita nuestras tinieblas y nuestras divinidades.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Alvin.
      Qué sería de nosotros si no viviéramos al máximo ese cielo y ese infierno que nos toca vivir apasionadamente en esta tierra, esa libertad en donde " Eva" explora, se atreve y se deja sentir...

      Eliminar