lunes, 24 de noviembre de 2014

25 de noviembre, Día Internacional de la NO VIOLENCIA CONTRA LA MUJER


DE NIÑAS  nos pusieron coronas, vestidos de princesas, ropa en donde teníamos que cruzar nuestras piernas para que no se vieran nuestros calzones,. Nos dijeron tantas veces “que niña más linda“  que lo terminamos creyendo.

Nos mostraban películas que nos hacían soñar con el príncipe azul y a creer en el “felices para siempre” Éramos princesitas asustadas, dependientes del primero que llegara y nos salvara. 

No podíamos pensar en ser la fea del grupo, nos enseñaron a ser siempre guapas para los demás, a esperar a ese príncipe que nos solucionara la vida, en pensar que solo a la par de una pareja seríamos completas.

  Nos enseñaron que la otra era la competencia y amenaza, ninguna podía ser más linda, si había una más linda se quedaría con el príncipe y eso nos hizo querernos poco y vivir para los demás.

DE JOVEN  nos enseñaron a escondernos, a esconder nuestro cuerpo, nuestros actos, nuestros sentimientos, nos dijeron que lo que pensábamos era absurdo, ridículo, sucio.

 Nos enseñaron a callar, a no decir lo que pensábamos  por vergüenza de lo que pudieran decir, nos escondimos de lo inoportuno, lo inapropiado, lo deseado, nos escondimos de la vergüenza ajena, de la mirada externa. 

  Nos enseñaron a vestir con los gustos de otros, no sea que pensaran que íbamos  buscando gustar, destacar, ser admiradas, nos enseñaron la vergüenza al desnudarnos, no nos era permitido sentirnos cómodas con nuestro cuerpo y que luego quisiéramos  enseñarlo sin miedo ni prejuicios.

  Nosenseñaron a poner un filtro a las palabras, a no dejar que la cabeza pensara y que nuestra boca fuera el eco de nuestros pensamientos.

  Nos enseñaron a no reír a carcajadas fuertes, a no rascarnos una teta frente a los demás, a no preguntar lo que no entendíamos, nos enseñaron a no usar minifaldas, a usar brasier, a pintarnos con tonos suaves, a salir siempre peinadas, a combinar la ropa con los zapatos y el bolso.

HOY,  pueden quedarse con nuestros vestidos de princesas, con nuestros espejos y nuestras coronas, pueden quedarse con nuestros complejos, con nuestros miedos, nuestros vacíos, pueden quedarse con nuestra vergüenza, pueden quedarse con todo lo impuesto.

  Hoy, buscamos a nuestra “sinvergüenza interna”; esa que no le importa salir a la calle pintada con labial rojo, esa que se anima a hablar, esa que hace campo para las botas, para los libros, los cuchillos, las cervezas, esa que toma fotos y se deja fotografiar, esa que puede andar condones en el bolso, esa que cuenta sus propios cuentos en donde baila, corre, descansa, y se tira en el pasto para contemplar el cielo, esa que sueña y vive desastres y deseos, esa que no le teme al fracaso y empezar de nuevo, esa que tiene proyectos, esa que admira a sus amigas, esa que siente fuego, esa que sabe que para una caricia no ocupa una melena preciosa, esa que sabe que su cuerpo, su mente y sus palabras son la única arma para ser,

No hay nada valioso en la belleza, solo es un invento de quienes no les conviene que nos queramos, aprendimos a ser bellas, a dejar de escondernos, de juzgarnos, aprendimos a ser libres, valientes, dueñas de nuestros pies, de nuestros cuerpos, de nuestras curvas, de nuestras palabras, de nuestros pensamientos. 
        
Aprendimos a relacionarnos desde la libertad con nuestro interior y exterior, a sentirnos orgullosas y contentas frente al espejo, aprendimos a que nadie se puede meter con nuestro cuerpo, no tenemos tiempo para sentir vergüenzaEstamos ocupadas viviendo, siendo peligrosas, a que no nos intimide la mirada ajena, a no tener que construirnos en función y deseos de otros, queremos ser mujeres raras, pueden quedarse con nuestro reino, que a nosotras, nos hace falta sitio para el mundo entero.


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