sábado, 22 de noviembre de 2014

Libre



Un día abrió sus ojos, se dio cuenta que ya no era aquella niña, esa niña que abrazaba a la niña que prefería jugar con tierra, a la niña emprendedora, a la niña buena, a la soñadora, a la niña que ponía su cuerpo bajo la lluvia sintiendo cada gota de agua caer por su cuerpo y limpiaba cada uno de sus poros, ya no era la niña que exploraba su cuerpo, no era la niña que se quedaba callada, ya no era aquella niña que deseaba decir no para defenderse. 

Se dio cuenta que no había dicho todo, que no había sido amada suficiente, , se dio cuenta que ella deseaba despertar, descubrirse, conocerse, sentir su sexualidad, disfrutar el orgásmico grito, tener su cueva amorosa, amar su sombra.


Ella dejó ir. Sin un pensamiento, ni una palabra, ella dejó ir, soltó los miedos, los juicios, las opiniones alrededor de su cabeza, ella soltó la indecisión, soltó todos los deberes y los motivos, sin vacilaciones ni preocupaciones, ella solo soltó.


No quería consejos , no quería sermones, no quería recuerdos, no quería cálculos, no quería ansiedades que le impidieran avanzar, no quería citas programadas, no le importaba el estado del tiempo ni lo que su horóscopo dijera.


Renunció, y no quería analizar los motivos, no ocupaba aplausos ni felicitaciones, no quería ser notada, solo ser una hoja caída del árbol y soltar… Ella soltó! 

Sus juegos eran en el insomnio, se descubre, se siente, se sabe en medio de su ropa fresca de finas sedas y sus caricias seductoras, su rostro emerge tímido en medio de la neblina.

Fue lo que era y eso era precisamente, ya no era una niña, su silueta marcada, su senxualidad definida, sus deseos ardientes. Era libre! Extendía sus alas al son del viento, no conocía de muros, tampoco de rejas, callaba para hablar, su existencia era efímera, el agua tenía color, reía cuando lloraba, su aire era pesado y su cielo morado, la fuerza de la noche tomaba su vida, ella era el horizonte… la impresión del horizonte infinito.




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