Llegó a aquel
lugar
su refugio
se sentó
sacó sus
hojas
y empezó a
viajar.
De maletas ligeras emprendió su camino
conoció los
más hermosos paisajes
descubrió los
pigmentos nunca vistos
olió la
lluvia
y cada estación era una experiencia afrodisíaca.
No le preocupaba lo que llevaba puesto
ni las
miradas de los otros
tomó su
perfume ácido-dulce
su bufanda
turquesa
su abrigo
rojo
su sombrero
azul
y bailó con el viento.
Su aroma llegaba tan exquisitamente
que en cada
terminal era recordada.
Y siguió viajando
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