viernes, 2 de septiembre de 2016

Dios sobre el abismo de mis pies

Un Dios canta y el cielo baila
Dios dirá y la tierra le escucha, más
el silencio se pasea sobre la faz de la vida
El infierno es el paraíso y Dios en el hombre
Cada día es un día menos
y cada respiro es la realidad del mañana
Se sospecha del tiempo y Dios es infinito
La mente finita se contrae y lo divino
busca encontrarse en el azul del mar.
La vida se persigue y Dios se detiene en la
mirada del que llora y el que llora se
embriaga en los ojos de los que sufren.
Las olas van y vienen y los ángeles buscan
la luz en el invierno de las almas.
El hielo duele al tocarse y el fuego huye
ante la fuerza del viento.
Dios consuela el ayer pasajero y
se viste con el mañana aventurero.
Los días tristes tienen vida y el cuerpo
cansado reposa en el pecho que da leche.
Cada paso levanta una espada y Dios
se esconde de la guerra no provocada.
Se comprende que nada es eterno y
el sol se oculta ante la belleza de la noche
y la noche sedienta del sol desaparece en el alba
Dios es silencio entre los labios cristalinos que
observan lo incierto esfumado en las ventanas
El caminar está lleno de sombras y Dios sobre
mis pies que se pasean a la orilla del abismo 





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