En su rostro hay una historia
Canción fecunda que estremece el mundo
Sin entender el lenguaje que brota de
aquellos ojos la vida pregunta:
¿Qué quieres de mí?
Y, ¡Un Dios llora!
En sus mejillas corren letras
doradas y un paraíso de pasiones
que nadie comprende.
De frente al cristal se mira y sin
apresurar sus manos el amor baila
en su corazón.
Hay una belleza caótica que, silente
se entrecruza entre el destino del mar y una
ola sedienta de sí misma.
Y allí, ¡Dios y una lágrima!
Cada una de ellas inunda la tierra
y como sombras abrazan la soledad, que,
sinceras y libres de vacíos buscan la paz
por la que gimen.
No hay claros ni hay oscuros y en el vacío
infinito allí está él.
Se acerca lentamente callando con sabiduría
y recuerda que, sintiendo su dolor,
cada día en su aposento sus lágrimas mojan
la vida y yo, puedo tocarlas.
Así, sin respirar su mismo aire, cada gota
roza mi piel, la lluvia cae y esta me abraza.
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