viernes, 12 de noviembre de 2021

 

El vicio permitido


El vaho me mira y me cierra un ojo

me cuenta que vive encerrado en la

música de un cristal, le sirvo

una copa de vino y

bebemos con las ansias

de no volver a llorar


Suelta una risa, de esas

donde sus ojos amans sin límites,

a mar abierto,

a un mundo sin palabras


Su sombra fugitiva me abraza 

y me roza con ternura

Es un blues que sin vergüenza alguna

gime cayendo sobre el cristal y

hace figuras sobre la neblina que

respira inmóvil en mi interior


Una copa más y mis manos

tocan el frío vidrio que sin agonizar,

deja caer gotas sobre mi alma en la

 inmensidad






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