Nubarrones de palabras
Escribir: a pesar de la decencia, de las normas,
de la rectitud que nos dicen como ser,
dar un paso sin despegar el otro pie del suelo
y continuar sin cobardía, sin temor a la hoja en blanco
que me mira, que me habla, que se resiste a mis ideas.
de la rectitud que nos dicen como ser,
dar un paso sin despegar el otro pie del suelo
y continuar sin cobardía, sin temor a la hoja en blanco
que me mira, que me habla, que se resiste a mis ideas.
Componer: hasta morir de sed, al borde de una orilla,
donde las victorias no hacen tregua con las derrotas,
y aferrarme, aferrarme a las letras,
a las que suspiran inmóviles la pasión triturada entre mis dedos.
Redactar: al lado de aquella vieja lámpara que no sabe leer ni alumbrar
y de noche como un dios antiguo me mira compasiva,
sin conocimiento ni perdón, pero desde sus entrañas se emociona
al sonido de las teclas y con su cuerpo inmortal se sienta a mi lado,
en silencio, en calma, en juego.
Y aquí, me invaden las palabras piadosas
como una diosa fértil, con rostro, con alma, con fuego.
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