jueves, 7 de mayo de 2015

Astro

La Luna se enamoró del Mar
Ella con sus lágrimas llenaba sus aguas.

Eran sus olas las que la atraían a él,
las que hacen de cada noche, su compañía.

Y Praga al ocaso, lleno de estrellas que emergían de la oscuridad,
donde el olor del viento llegaba a sus abismos.

Bajo tierra, sin nombre pronunciable, observaban sus sombras
y a penas respiraban sus perfumes.

Volaban, en un casi no existir, haciendo convulsas preguntas.
Olvidando las inexplicables respuestas.

La nubes dibujaban las penas, los recuerdos, los sentires y
prolongaban los sueños grises de libros.

Torbellinos de fotografías sueltas, de matices no vistos.

¿Valdrá la pena?

¿Valdrá la pena verle, aunque no pueda tocarle?
¿Valdrá la pena esperar el retraso del ocaso para encontrarse?
¿Valdrá la pena marcharse para no volver?

Otro astro llegó y con su albor, una historia se llevó.


No hay comentarios:

Publicar un comentario