En el centro de la tierra habita un
corazón que pulula al sonar de los recuerdos
Un barrio viejo que decae inmarchitable ante la
mención de tu nombre.
Amnesia de fragancias que en las horas
de la esperanza se ilusionan satisfechas
con las brisas del amanecer.
Y el alba duerme,
cada día besando los
cristales de la vida,
espejos profundos que penetran las
arterias del amor.
No hay cansancio,
la monotonía baila hastiada
en letras que alumbran las otras horas
Y allí, nace la vida.
Como si el cantar del ave se
coronara de tesoros.
Peregrinas de vuelos torpes que
riñen con las nubes.
Y el destino, abrazado de cartas
predecibles que se aventuran a la
magia del brujo,
persiguen la realidad.
¿Y qué soñamos?
Si nuestros ojos embobados
quedan en la ilusión fascinada
de siluetas adheridas
al encuentro del azar.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario