Mi Dios entre escombros
¿Cómo olvidar esa mirada
ciega que penetra mi alma?
Nadie la ha visto,
Yo no la he mirado
Más en cada noche
solitaria
donde el cansancio ofrenda
un segundo de auxilio
en medio de la
desesperación de cuatro paredes
que ahogan las respiraciones
¡Estás allí!
Y allí, está tu mirada.
Silente como la sombra del
fantasma
Pero el frío al pasar se
siente en mi cuerpo
¡Y te siento!
Como aquello que no tengo
pero en la desolación de
lo marchito
tus espinas tiemblan en
los labios que respiran aire muerto.
¡Y la vida continúa!
Con una chispa de esperanza
De encontrar un lugar
donde no pierda tu mirada
Donde el corazón lleno de
pétalos marchitos pueda
asir emigrando la soledad
y sin deslucir tu mirada
pueda encontrar un espacio
donde mis ojos puedan brillar
donde mis ojos puedan brillar
Y en medio de
sueños no me abandones.
¡Y yo, yo te pueda abrazar!
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