viernes, 10 de julio de 2015

Mi Dios/Humanizado


Hay un Dios que me habita y yo lo habito a él.
En medio de la noche su sombra invisible cobija 
el frío de la vida y la luna se esconde ante su calor.

Se pierde en medio de las estrellas y no le importa
que no le encuentre en cada segundo,
porque en cada segundo habita en el color
de las sorpresas de mi último cielo transitado.

Baila en los momentos sin paz y en medio de la 
desesperanza inquietante de los suspiros 
besa el ahogo de las montañas silenciosas.

Es tan potente que explota en las cenizas de las
erupciones y con su neblina cubre las nubes 
de pensamientos infinitos al sin saber de los horizontes.

Lleno de misterio abraza el dolor de las almas y llueve
con sonidos de palabras que recorren los callejones 
de faroles sin luz.

Tiene una sonrisa que se pierde en la noche y 
sin ser escuchada acaricia los muros derrumbados
por el cansancio de los caminos de la existencia.

Su olor es la fragancia que inunda mi cuerpo y con
sabor a sueños, sus ojos no dejan de mirarme y yo no 
dejo de mirarle a él.





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