Miré por la puerta
y una niña se asoma
Es de metal
y sus manos son de plumas
Su corazón es inocente y en
sus ojos hay una pared
Ella se mueve
y baila delicada
La música suena y
en los ayeres descansan
los recuerdos del tiempo
Ella es la noche
y sus cabellos son lagos
de luciérnagas
En su espalda reposa el olvido
y en su pecho amanece el mañana
Tiene un rostro fino y en sus
mejillas la luna se refleja
Sus pétalos son gritos al vacío
tan inmortales como la rosa
vestida de espinas
Una estrella en su boca
y una edad sin tiempo
Ella se pasea
y duerme en el cielo
Habla con el viento
y se enamora con la lluvia
Es una niña y su cuerpo
es una gaviota negra
Vuela sobre el mar y
su alma pide paz
Yo la miro y la cobijo
entre mis manos.
(Angustias y Soles)
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