lunes, 13 de octubre de 2014

Tiempo



Miro el reloj y trato de ver la hora, pareciera que la luz va en descenso, siento que me quedan menos de diez segundos para vivir y soportar este infierno.

9 segundos… Y me siento cansado, los ojos me lloran, pero debo seguir este viaje.

8 segundos… Y este viaje se hace una tortura, las gotas de lluvias me acompañan y su sonido absorbe mis pensamientos.

7 segundos… Debería cocinar algo ya que creo que así puedo matar las ansias.

6 segundos… No quisiera recordar nada

5 segundos… Un segundo más o uno menos serán recordados en el tiempo aunque no esté presente.

4 segundos… La velocidad del tic tac se acelera, quisiera que la batería del reloj se descompusiera y el tiempo no siguiera su galope.

3 segundos… La visibilidad es mala, me estoy volviendo loco, no veo nada delante de mí, me siento solo.

2 segundos… Esta situación me desespera. Qué haré? Derecha o izquierda? Adelante o atrás? No veo ni un solo rótulo que me guíe en este camino.

1 segundo… Un solo segundo, el rato se hace corto y largo, es claro y oscuro, abro la boca y quiero gritar, pero un segundo no basta ni para una palabra. Nadie entendería lo que estoy pasando… Y ahora sí!!! el reloj se detuvo…

El tiempo es mi enemigo, envejezco cada segundo y si pensara que la muerte solucionaría todo, pues yo mismo buscaría un árbol y me ahorcaría, pero no es así, una rama se puede quebrar y quedaría como un estúpido que ni se pudo matar.

Creo que fui destinado a pagar un juicio y por lo menos a ser recordado por mi valentía como hombre y saber que no huí de mis actos y que por ellos debo hacer frente y pagar esta condena.

Pues sí, reconozco que me equivoqué, o tal vez no! Todo depende de cómo lo vean.

He vivido en una época en donde todo se precipita, lo que no tenemos lo anhelamos y lo que tenemos ni importancia le damos. El reloj nunca se detiene!

Pues sí, he tenido de todo, puedo tener a la mujer que quiera, el terreno que quiera, puedo tener el mejor ganado, solo una palabra basta y me lo traen. Pero nunca es suficiente, aún en el todo, siempre algo nos hace querer mas. Esta maldita ambición, este cuerpo carnal que me incita a pecar.

Pero soy hombre… es algo que no puedo evitar!

Qué hora es? No sé si me queda tiempo para contar y desahogarme de lo que me está quebrando. El cuarto está lleno de muerte, oigo sus respiraciones cada vez mas lentas y aún así el reloj corre, va a toda prisa y ya son las doce menos cinco.

Aún soy joven, un buen semental, y tengo una vida por delante, pero mis actos le han robado el futuro a otro ser, yo no lo quería así, hoy pondría mi vida para estar en su lugar, pero la vida me está castigando con el dolor de quitarme lo que mas amo.

Todo por un momento de placer, de irme en mis pecados terrenales y sentir su cuerpo junto al mío y disfrutar un segundo de pasión junto a ella.

Yo la llamaría “La mujer prohibida” pero las consecuencias nunca las analicé, cuando la ví desde aquella terraza mi cuerpo reaccionó y mi mente no pensó en nada más que hacerla mía.

Me disculpo por el duelo que le causé a los demás, a sus familiares, pero cuando la tuve en mis brazos, en mi habitación, en mi cama, no me importó que otros estuvieran llorando una muerte.

Ese momento junto a ella valió la pena cada uno de mis actos, fue algo mágico que no podría explicar, solo sé que mis bellos se erizan cuando pienso en ella.

Hubo un momento en que este maldito reloj sí se detuvo y me dio el placer de disfrutarnos, pero ahora parece que este maldito reloj se está vengando contra mí.

Sabes cuánto tiempo queda?

No lo quiero saber, sigo pensando que son las doce menos cinco, pero siento que ya no hay tiempo, ya la sentencia está hecha y no queda mas que hacerle frente.

De repente escucho un retumbo, siento que el pantano me traga, que el monte se derrumba, que las aguas se desbordan, que las olas arrastran con todo, siento un vacío de soledad y destrucción y ni valor tengo para pedir misericordia.

Todo ha dejado de existir, solo la ilustración del juicio tengo clara.

Tal vez mañana tenga un camino para escapar, pero hoy estoy atrapado.

Solo espero un día poder perdonarme por hacer sufrir a una parte de mí y  quitarle la oportunidad de ser alguien en la vida, por robarle su futuro, por no dejarlo sentir los placeres de la vida.

Ella está a mi lado, siempre bella, con su mirada profunda llena de lágrimas me dice: No hay otra salida, pero mañana todo estará bien!

Pues sí, son las doce y el silencio es el único que nos acompaña.

Y si me preguntas cómo empezó todo?

Te diría: “Por un momento de placer”

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