martes, 15 de septiembre de 2015

La noche: frenesí de mis silencios

Tengo mil voces en mi cabeza y quieren fugarse
Una mirada y un suspiro las hacen prisioneras de las horas
El alma florece en el gris de la tormenta y allí los ecos entonan su luto
Este cuerpo se decae
Yo misma en si misma
Un algo que se oculta
Un algo que palpita
Una sed en los ojos secos
Se asoma la Incertidumbre y abraza 
los desvelos sin sentido del amor
del odio, de la vida, de la muerte, de las risas, 
de los llantos y de los miedos.
Toca a la puerta la Melancolía y se expresa desgarradora
que carcome las ansias de mis caminos.
Me posee una Nostalgia y con ella una búsqueda 
infinita que indaga mi alma.
Algo me impulsa y es la Angustia, ese mi 
pequeño gran motor existencial
Y no importa ese "algo" que busco porque 
hasta una piedra termina siendo una obra de arte
!Aquí, una noche, no importa donde!
Miles y una historia, mías, de todos, de nadie y todos se 
ven reflejados en ellas y yo me miro 
y no me encuentro en ninguna, más soy todas 
ellas al mismo tiempo.
Pinto las historias porque están destrozadas más no 
puedo borrarlas porque ya hay
tinta manchada en las hojas.
Miro el cielo y soy yo
Miro la luna y soy su frío
Miro el mar y lo ahogo con mis lágrimas
Miro el infinito y me pierdo con las palabras
Me encuentro en lo insignificante y lo insignificante 
se hace grande al contenerme
Se abrió una puerta y yo no autoricé su entrada, 
más este portal abierto me da vida
y ya no quiero, no puedo y me niego a cerrarlo.
Entonces escribo y lloro sobre las letras porque 
ellas son los pañuelos que visten mis lágrimas y pinto, 
porque en lo oscuro un rojo golpea y apasiona mis latidos.
Envidio a El Ciego, porque no ve el negro 
y mi alma en busca de encontrarlo se ciega 
en mirarlo y detrás de estos ojos hay un jardín 
de insomnios que se acurrucan en los párpados 
cansados y se escucha un grito y su eco es una canción 
y las aves bailan en las llanuras y el grito ya no se escucha 
y hay una niña grande dibujada y la lluvia tiembla 
en la montaña de sus memorias
Tengo un ropaje vestido de una búsqueda incesante 
que nunca será saciada, un Dios que es mi poesía 
porque no le interesa encontrar lógica en mis pensamientos 
y se apasiona en los colores y en lo oculto de lo creado

Y llega la noche, me mira, me seduce, me pinta 
y yo la pinto a ella y tiene un encanto 
y en sus ojos guarda todos mis secretos



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