Y mientras, entre el
silencio y la palabra
Entre la mirada y la
interpretación de mis ojos
Entre mi piel y la
sangre que pulula por mi cuerpo
Entre el amor y la
ausencia
¡Allí estás, mi Dios!
Y me descubres, desnuda
de mi alma
Donde no puedo
esconderme y mi cuerpo
es el mensaje subliminal
ante tu grandeza
y gimo como una niña
llena de emociones
donde río y lloro al abrazar ese sentimiento
huérfano de la vida en
toda su esencia y
haces que en cada segundo
me deleite
en lo desconocido de tus
caminos
¡Allí estás, mi Dios!
Una caricia en mi rostro
Un aire que refresca mi
ser
Un ahora donde me dejo
llevar por un
dulce que pone amargo mi
café
y llena de vitalidad mis
caminos
¡Allí estás, mi Dios!
Soy la acción consumada
en los sueños
vestidos de melancolías,
donde he amado aún llena
de dolor
y he pintado con mis
manos
la esperanza del otro
que sufre igual a mi
Y sé que en cada gemido
cantado
aunque no pueda verte,
sentirte ni escucharte
Sé, muy dentro de mí que,
¡Allí estás, mi Dios!
¡Allí estás, mi Dios!
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