miércoles, 30 de septiembre de 2015

¡Allí estás, mi Dios!

Y mientras, entre el silencio y la palabra
Entre la mirada y la interpretación de mis ojos
Entre mi piel y la sangre que pulula por mi cuerpo
Entre el amor y la ausencia

¡Allí estás, mi Dios!

Y me descubres, desnuda de mi alma
Donde no puedo esconderme y mi cuerpo
es el mensaje subliminal ante tu grandeza
y gimo como una niña llena de emociones
donde río  y lloro al abrazar ese sentimiento
huérfano de la vida en toda su esencia y
haces que en cada segundo me deleite
en lo desconocido de tus caminos

¡Allí estás, mi Dios!

Una caricia en mi rostro
Un aire que refresca mi ser
Un ahora donde me dejo llevar por un
dulce que pone amargo mi café
y llena de vitalidad mis caminos

¡Allí estás, mi Dios!

Soy la acción consumada en los sueños
vestidos de melancolías,
donde he amado aún llena de dolor
y he pintado con mis manos
la esperanza del otro que sufre igual a mi
Y sé que en cada gemido cantado
aunque no pueda verte,
sentirte ni escucharte
Sé, muy dentro de mí que, 

¡Allí estás, mi Dios!


No hay comentarios:

Publicar un comentario