martes, 22 de septiembre de 2015

Resurgir con alas en el alma

¡Renacer!, pensaba ella mientras miraba las hojas marchitas pintadas en el lienzo
donde en sus ramas llevan un pasado no muy distante, ni muy cercano.
Saber que sus memorias son como las cenizas que levanta el viento y en ellas los recuerdos
de alegrías y tristezas.
Caminar no es olvidar, y eso ella lo sabía, caminar es volver a atreverse a dar un paso en firme sin saber su destino.
Ella amaba resurgir en el viento que acaricia sus "colochos", poder admirar el horizonte lleno de destellos, oler la tierra mojada cuando llueve,  ver en los escondites olvidados una vida plena.
Era saber que su corazón aún seguía latiendo, aunque con menor fuerza, pero si callaba escuchaba cada palpitación tan fuerte como el grito en una montaña llena de ecos.
Cada día, cada noche ella era consciente de lo que podía sentir; del amor, de la pasión, de los sueños, de los colores, de la música, de los bailes, de los dolores, de los libros, de las palabras, de las letras, de las nostalgias, de los vacíos, de los silencios.
Resucitar no era para ella bajar la luna con sus estrellas, más sabía que la noche no brilla si no hay una luna que la acompañe.
En sus manos rebrotaba la imaginación, hacía de la quietud un agridulce pintado en un pedazo de madera que sin anhelos de nada se dejaba ir trágicamente en el infinito de su naturaleza.
Una tela, unas hojas, unas ramas, unas tintas sin destellos y allí resurgía en sus verdades pintadas con esperanza.
Ella y la vida llena de contradicciones
Ella y el lienzo que la acompaña
Ella y sus únicos colores
Con todo lo vibrante de su alma, Ella y su cuerpo con una llama flamante, sabía que vivir en la espera es resurgir en la vida incierta y silenciosa expectante del mañana apasionante y pintar un canto con los trozos de tragedia abrazando las sombras escondidas en la neblina.


#historias no menos que reales


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